jueves, noviembre 30, 2006

Cine & Fantasía: ESDLA

Siempre me sorprendo a mí misma pensando lo aburrido que debía estar J. R. R. Tolkien para inventarse un mundo entero, con sus razas, sus idiomas, su geografía, sus movimientos de placa (sí, increíble), etc. No es de extrañar que su obra El Señor de los Anillos fuese la más vendida del s. XX.

En esta trilogía el autor nos presenta un mundo de fantasía, la Edad Media, donde habitan razas inteligentes e increíbles además de la del hombre. Un pequeño hobbit encuentra un anillo de oro muy especial que conducirá a su heredero a una aventura excitante aunque angustiosa, acompañado de otros ajenas a su raza que se unirán por la causa: ese anillo no es otro que el de Sauron, el Señor Oscuro, que lo creó para controlar a todos los demás anillos, cuyos propietarios, los gobernantes de la Tierra Media, corrompió y convirtió en títeres.



Me quedo atónita cuando gente que conozco me dice que no ha leído o visto esta gran obra de arte. Si no les gusta leer, lo comprendo, pero no entiendo que no hayan visto la película que, aunque muy conseguida no es ni mucho menos la novela, ha sido de las más taquilleras de la última década y una promesa cautivadora para todos los públicos: una de las mejores experiencias cinematográficas de los últimos tiempos, sino, la mejor. ¿Cómo alguien podría negarse a verla? Reúne acción, épica, lírica, amor, drama, humor,... Es un combo perfectamente soldado que obliga al espectador con su atmósfera a no despegarse de la pantalla. El elevado presupuesto (más de 100 millones de dólares) ha hecho posible una gran fotografía (fue rodada en Nueva Zelanda), un insuperable maquillaje y vestuario y una banda sonora majestuosas. Es lógico que se llevase tantos premios, cuatro Oscars precisamente a “Mejor fotografía”, “Mejor banda sonora”, “Efectos visuales” y a “Mejor maquillaje”.

Disfrazarse ya no es una actividad típica de Carnaval y de Haloween, y no hablo de cosplay: gente de todas las edades se disfrazó para ir a ver las películas. Y es que ahora todas las princesitas quieren ser elfas, y todos los piratas quieren ser bravos guerreros de la Edad Media.